DÃA NACIONAL DEL CHAMAMÉ
19-09-2024
Medio siglo sin el Taita, un pionero y un auténtico prócer del chamamé
17:42 |
Cada vez que el calendario marca la fecha del 19 de septiembre es inevitable rememorar la figura de Tránsito Cocomarola. Este hombre nacido en la campiña correntina el 15 de agosto de 1918 (San Cosme, provincia de Corrientes), atravesó los caminos de la música, con sinsabores y privilegios.
Su padres eran Felipe Cocomarola, un inmigrante italiano que se casó con Vicenta Aquino, correntina de San Luis del Palmar. En el seno de esa familia, el Taita comprendió el amor y el valor de la tierra.
Junto a sus hermanos trabajaban el suelo, cultivaban trigo y mandioca además de la cría del ganado.
En el ámbito de la música, a los seis años ya ejecutaba el acordeón de dos hileras que pertenecía a su padre.
A los 12 años perdió a su progenitor y se convirtió en el sustento de la familia. De esta manera amenizaba algunos bailes de la zona y luego recorría distintos sitios de la ciudad capital como el burdel El Gato Negro, que se encontraba en la calle Santiago del Estero entre 25 de Mayo y Quintana -actuales Coronel Baibene y Agustín P.Justo-, en el actual barrio Bañado Norte. El joven Tránsito usaba pantalón corto y las personas mayores lo hacían pasar por el muro para que no lo viera entrar la policía.
A los 16 años, formó su primer conjunto denominado Trío Cocomarola, acompañado por las guitarras de Leónidas López y Rafael Cantero. El intérprete ya había adoptado el bandoneón como instrumento que lo identificaría para la posteridad.
El camino del profesionalismo
Es notable aclarar que incursionó en otras agrupaciones en su juventud y grabó con algunos de ellos.
Pero mientras registraba para el Trío Taragüí, de Pedro Sánchez, un directivo del sello Odeón quedó encantado con él y le propuso realizar su propio camino. De esta manera, registró 10 temas el 19 de mayo de 1942, alternando el uso del bandoneón y acordeón. Entre estas canciones se encuentran Laguna Totora, Tory pa ume -cuya traducción es Entre alegrías-, El kanguí e Isla Antequera, cuya matriz se perdió del sello luego de que un incendio azotara uno de los galpones donde se guardaba el archivo discográfico, y hoy es uno de los discos más buscados del Taita.
Por un espacio de 16 años, 124 obras fueron publicadas en discos 78 RPM rotando los integrantes, vocalistas, dúos y acordeonistas que lo acompañaron en el rótulo de Trío.
A partir de 1959 hasta el año 1974, el músico fue artista exclusivo del sello Philips. Allí pasó a registrar los discos con el nombre de Tránsito Cocomarola y su Conjunto. Lo acompañaron inolvidables cantores en dúos y tríos. Además de un compañero fiel, como el caso del acordeonista Roque Librado González. Con el paso del tiempo, hurgando en gran parte de su discografía, uno observa cómo este artista fue evolucionando en la composición y ejecución de las obras.
El valor de su obra
Sus grabaciones son buscadas en casas de ventas de discos, además de distintos sitios de Internet.
Una parte de su obra aparece publicada en diversas plataformas, pero algunos mantienen el anhelo de guardar la grabación en material físico. En este caso, el coleccionista de vinilos de tango y folklore Juan Cruz Rosas nos comentó: "Para mi gusto, Tránsito es una de las figuras más representativas de la música de Corrientes. Hoy en día es uno de los artistas más difíciles de conseguir".
Otra voz autorizada es la de Darío Raris, de la disquería Cactus: "Hay gente que ama el sonido del bandoneón tan personal, delicado y dulce. Y al mismo tiempo con una fuerza única. Tanto como compositor e instrumentista, Cocomarola es singular. Dentro de la escuela que él mismo creó, no hay nadie que se le parezca en su estilo. Tuvo un buen gusto para elegir cantores, uno escucha las voces de una grabación de Cocomarola y son inconfundibles, algunos cantores se alternan, pero el estilo es el mismo".
Su partida inesperada
En lo que respecta a su salud, Tránsito Cocomarola fue operado de vesícula en un sanatorio de la ciudad de Corrientes. Se había agravado en los últimos días producto de una hemorragia digestiva.
Con el correr de las horas, se acrecentaron los esfuerzos por salvarle la vida.
Fue trasladado hacia la ciudad de Bs. As. en un avión facilitado por el Ministerio de Bienestar Social de la Nación que, en aquellos años, se lo denominaba el avión guaraní.
Tránsito viajó acompañado por su esposa Ana Vidal, su hijo Coquimarola, su médico de cabecera Serebrinsky y el periodista Ricardo Visconti Vallejos. Lamentablemente, su fallecimiento se produjo a las 1.30 en el sanatorio Bazterrica, del barrio Palermo. Tenía 56 años.
A partir de allí su figura se convirtió en un mito para la música del Litoral argentino. Los diarios de la ciudad informaron su deceso y el profundo dolor en la comunidad que causó su pérdida.
El traslado del cuerpo llegó a las 7.30, en una sala velatoria de la avenida Pedro Ferré al 1975. Gran parte de la comunidad correntina se acercó a darle el último adiós al Taita del Chamamé. Según las crónicas de la época, apenas asomó el féretro en la puerta de su casa, sus propios integrantes del conjunto y otros músicos de distintas agrupaciones interpretaron la obra Kilómetro 11. Hubo momentos que también se les quebró la voz y durante las exequias el silencio reinaba en gran parte del público que lo acompañó hasta en el cementerio San Juan Bautista, donde hoy descansan sus restos.
Tránsito Cocomarola tiene un monumento ubicado en la plazoleta que lleva su nombre en la calle Ayacucho y Avenida Gob. Pujol. En la ciudad de San Cosme, también posee un monolito con una avenida homónima.
El trabajo del músico debe ser valorado
Isabel Cocomarola, hija del malogrado artista, nos comentó por qué hoy el Taita del Chamamé continúa vigente a 50 años de su muerte: "Cuando mi padre falleció y la familia no sabía que hacer, se centró en ideas y proyectos que habían quedado truncos. Por ejemplo, cuando se construyó el anfiteatro Cocomarola no quisimos que se le impusiera el nombre por decreto; el pueblo correntino lo eligió y se instauró de esa manera. También con la Fundación Cocomarola, que apareció en 1986, se estableció la enseñanza gratuita de instrumentos como guitarra, acordeón y bandoneón, todo sin fines de lucro. La familia nunca se metió con los gobiernos de turnos y eso no se pudo seguir".
Además, comentó: "Me ocupé con mis hermanos de la organización de la fundación y organización de eventos; de esa manera se fue conservando su imagen y figura. Fue muy difícil en los primeros años cuando no estaba la Fiesta Nacional del Chamamé, había que luchar por derechos autorales y buscar trabajos para los músicos. Hoy ya hace tres años que me retiré por falta de tiempo. Mi padre hizo su carrera en caminos de tierra, viajando cientos de kilómetros. Cada presentación de mi papá,algunas eran por dos horas, un descanso de treinta minutos y después volver a manejar su propio vehículo. Todo eso requería mucho esfuerzo. Él quería que se tuviera en cuenta y debía ser valorado.