Donde se juntan los virus: dengue, los coronavirus y muchos más

20:47 | Saber que en el ciclo del dengue como en el de la fiebre amarilla, paludismo y otras enfermedades, intervienen mosquitos llevó cierto tiempo y costó la vida de enfermos e investigadores. En algunos casos, el dengue,  afectó a casi la totalidad de la población, como pasó en Charata, Chaco. Era una de las peores cosas que podían suceder, que una epidemia se acabe porque toda la gente se infectó. Hubo muertos.
Otros virus como el virus Marburg contaron con una letalidad del 90% cuando afectaron Angola, y en este caso, no por mosquitos, sino por contacto con primates. Lo mismo con el virus Ebola. Ya en el pasado, la fiebre amarilla había diezmado ciudades como Corrientes y los barrios porteños de San Telmo y Monserrat. De todos ellos fuimos aprendiendo.

Así las cosas, a la vez que tenemos nuevos agentes patógenos, no nos logramos liberar completamente de otros ancestrales. como los productores del cólera y la peste. Y cuando algún soñador decía que estábamos al final de las enfermedades infecciosas, nos golpean nuestra pequeñez  nuevas mutaciones o resistencias antibióticas.

Ahora, ubiquémonos frente al coronavirus 19 o Covid19. Debemos saber que ha tomado una parte de la carga genética del SARS, con su capacidad de infectividad y esto permite hacerse una idea de lo que puede hacer.

Desde hace décadas conocemos a coronavirus, como el SARS, el MERS y otros más, y algunos volverán con cambio mutacionales. También debemos creer que en el laboratorio de alquimia de alguna profunda selva tropical, con su animalia característica, se encuentran gestando miles de nuevos virus con sus mutaciones y alguno también nos llegará.

Imaginemos que recurrimos a las matemáticas, pero lo haremos para que sigan siendo útiles, realizando cálculos dinámicos con agregado regular o irregular de variables que los hacen aún más complejos. Por ejemplo, no todos los contagiados contagian a un mismo número de personas, de hecho, algunos no contagian a nadie.  ¿Qué pasa cuando se adoptan ciertas medidas destinadas a cambiar la evolución? Esto nos lleva a considerar que hay países y países en cuanto al seguimiento de lo ordenado.

Si nos basamos puramente en modelos exponenciales, encontraremos importantes elevaciones o picos en las curvas y presumiremos catastróficamente que pronto estará infectada el 70 % de la población y muchos habrán muerto, pero no es ni fue así. Ahora bien, una curva con variables pertinentes, margen de error y todo eso nos produciría- medidas de intervención mediante- mesetas que a la larga evitan el colapso del sistema.

Debemos estudiar al menos tres variables: los susceptibles (aquellos que pueden infectarse por estar expuestos a los coronavirus), los que se infectaron y los que se curaron o fallecieron. Hay que considerar la capacidad de contagiar que tiene el virus y cotejar con el tiempo de evolución desde el primer caso, la movilidad poblacional, las medidas aplicadas, la infraestructura de salud. Imagine usted que deseamos obtener la tasa de letalidad o mortalidad. La deberíamos obtener con la cantidad de afectados que hay. ¿Y que sabemos al respecto? Parecería alta mortalidad si consideramos como denominador a los casos positivos para coronavirus, pero cuántos debo agregar si aprecio que habrá muchísimos que no se han estudiado oficialmente. Hasta ahora se sabe que son mucho menos letales (2 % aproximadamente) que otros pero así también son altamente infectantes.

Estados Unidos es un ejemplo que vale mencionar. El sistema de Salud, completamente disbalanceado, protege a algunos y desconsidera a muchos y hasta  hace poco ha realizado 15 tests por millón de habitantes, contra 350 de Italia. Parece lógico que Italia aparezca en rojo en todo mapa y que Estados Unidos prohíba los vuelos desde Italia, pero ¿se ajusta a la realidad?

Los chinos mismos, que son detallistas, a ultranza muy pronto tuvieron que sumar miles de casos al registro oficial, y otros países los imitaron. Hubo que reconocer que se estaba frente a una pandemia. Argentina (o algunos) pensó que no llegaría el virus o al menos no tan pronto, pues aun estábamos en verano, pero tuvimos que mutar nuestras neuronas a un modo de “a toda máquina”, pues se nos venía la noche y era lo único que nos faltaba en nuestra tabla de posiciones. En el estudio de una epidemia debimos tratar de identificar el llamado ‘paciente 0’ y los posteriores con todos sus contactos y con ellos va el primer cerco restrictivo y habrá que implementar restricciones de toda actividad que implique aglomeraciones humanas. Son medidas duras e infrecuentes, en occidente con altísimo costo económico, pero la vida vale más.

Desde hace décadas conocemos a coronavirus, como el SARS (con una mortalidad del 10 %), el MERS (mortalidad de 30 %) y otros más como los virus influenza (letalidad de 0,01 %) y algunos volverán con cambio mutacionales. También debemos creer que en el laboratorio de alquimia de alguna profunda selva tropical con su animalia característica, se encuentran gestando miles de nuevos virus con sus mutaciones y algo de eso también nos llegará.

La velocidad de una epidemia tiene que ver con cuantas personas infecta y cuánto tarda en propagarse y también con la cantidad de infectados que puede producir un infectado asintomático, entre otras cosas. Las restricciones que se han impuesto en la actualidad se extenderán aproximadamente por dos semanas y esa no es una cifra al azar, pues incluye el periodo de incubación (en el que toma contacto con el virus y puede llegar a transmitirlo, lo que en promedio es de 5,1 día) y de estado, hasta desaparición de síntomas, aunque 1 % de los que están en cuarentena pueden presentar sintomatología más allá de esa fecha. Terminada la cuarentena puede que el pico de casos aún no haya llegado, por lo que debe seguir la vigilancia de locales y decidir sobre los viajeros.

El episodio chino incluye errores como el no reconocer inicialmente lo que pasaba, el permitir la movilización masiva durante el año nuevo y otros que hubieran evidenciado lo que estaba ocurriendo, pero rápidamente se corrigió procediendo al cierre del mercado y a la creación de un cordón sanitario con una especie de sitio de Wuhan, caiga quien caiga. Muchos países cometieron errores parecidos y pronto vieron que la cosa era en serio, por lo que hubo que reubicar médicos, aumentar la infraestructura de internación y equipar con respiradores y tomógrafos, realizando medidas epidemiológicas de seguimiento y acción tipo militarizadas, poco frecuentes en el occidente democrático. Los casos comenzaron a bajar y se está logrando el objetivo.

Italia y España se aletargaron perdiendo un tiempo valioso y después de ello pensaron que hacer como China podría ser de utilidad (a pesar de errores iniciales que no tuvieron oportunidad de repetir poblaciones fuera de Wuhan, ya alertadas).

Poco hablamos hasta ahora de nuestra responsabilidad ciudadana, pero debemos señalar que es vital para todos que cumplamos con nuestro deber para con nosotros mismos y nuestra sociedad. Por ejemplo, en dengue: no hay razón para cerrar ventanas y puertas de nuestras viviendas cuando pasa el fumigador pues estaríamos protegiendo a nuestros mosquitos domiciliarios. Cuando escuchamos decir que el Aedes tiene un rango de vuelo aproximado de 900 metros, no se ilusione demasiado, ese mosquito que le picó viene del fondo de su casa o cuando mucho del vecino. Salga usted a limpiar su casa. Y otra cosa, perjudica a todo el sistema cuando sabiéndose enfermo sale de recorrido por ahí sin protección antimosquitos, pues va a ser picado en otros barrios y generará casos alejados y tal vez un brote incontrolable.

Con Covid 19 usted ya lo sabe, pues leyó tanto que es casi epidemiólogo, pero debe lavarse las manos como corresponde y bien seguido (quien a esta altura no sabe que trasmite virus  ampliamente, complica la evolución de internados y es causante de enfermedad entérica). ¿Por qué saluda como si llegara de un viaje de 5 años, con contagio asegurado y por qué se empecina en violar las disposiciones de no movilizarse si sabe el daño que pueda producir?

Los médicos tendremos nuestra responsabilidad: en primer lugar leer, actualizarnos y no minimizar la sintomatología y estar atento ante lo que parezca un caso de Covid19 y notificarlo y desplegar las medidas de contención pertinentes. Entre ellas, la de protegerme pues es una misión de alto riesgo y debo cuidar no ser víctima.

Si es funcionario público, en primer lugar, deberá conectarse con la gente y no encerrarse en su oficina, debe escuchar y atender los informes del equipo de salud.

No actuar a tiempo o querer ocultar lo que pasa con ánimo de aparentar tener un excelente perfil sanitario,  se puede pagar muy caro.  La comunidad debe estar informada. Esto va en serio y es compromiso de todos.
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