Un secreto a voces: menos rentabilidad y menos empleo

12:27 | La información tiene un especial valor por provenir de una organización empresarial habitualmente cercana al gobierno kirchnerista y conducida por un dirigente con una natural tendencia a llevarse bien con el oficialismo de turno. 
Lo cierto es que según un flamante informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), nada menos que siete de cada diez Pymes está trabajando sin rentabilidad, algo que genera más nubarrones sobre el futuro del mercado laboral.

El trabajo de CAME consignó que la rentabilidad de las Pymes se deterioró en 2015, de acuerdo con una encuesta que realizó esta entidad, presidida por Osvaldo Cornide, durante junio, sobre la base de datos de mayo recolectados entre 670 pequeñas y medianas empresas del comercio, la industria y el agro. El 69% de esas compañías indicó que operó con rentabilidad nula o negativa, mientras que sólo el 31% de ellas declaró haber finalizado ese mes con ganancias.

Las más afectadas son las empresas del sector agropecuario extra pampeano, donde el 58,9% señaló estar operando con rentabilidad negativa y el 18,9%, con rentabilidad nula. En el comercio, el 42,5% indicó estar por debajo del punto de equilibrio y el 31,5% con rentabilidad nula. En la industria, finalmente, el 49% de las empresas tiene rentabilidad nula y el 12,2%, negativa.

Los datos deberían preocupar, en tanto una caída en la rentabilidad impacta negativamente en la inversión, especialmente en pequeñas empresas que se financian con su tasa de ganancias, y también en el nivel de empleo.

El informe económico del Banco Ciudad conocido ayer puntualiza que, si bien las estimaciones privadas dan cuenta de una lenta recomposición del nivel de actividad, tras la fuerte contracción de 2014, desde una óptica de más largo plazo, la economía muestra una clara tendencia al estancamiento.

De acuerdo con este estudio, durante el mandato de Néstor Kirchner iniciado en 2003, con la generación de altos niveles de capacidad ociosa, un contexto externo favorable y un tipo de cambio real alto, la economía llegó a crecer a un ritmo del 7,5% anual per cápita, a la vez que los salarios crecían al 3,8% en términos reales y la tasa de empleo casi dos puntos por año.

Ya en el primer mandato de Cristina Kirchner (2007-2011), primero con la crisis internacional y luego con el agravamiento de un conjunto de desequilibrios, la economía pasó a expandirse un 1,8% per cápita por año, con un aumento del 1,9% de los salarios reales y de apenas 0,5 puntos de la tasa de empleo.

Finalmente, en el último mandato de Cristina Kirchner, la economía se estancó y cayó a un promedio del 1,1% anual per cápita, mientras los salarios se deterioraron y la tasa de ocupación viene disminuyendo 0,8 puntos porcentuales.

La conclusión del Banco Ciudad es que, a partir de 2011, la economía no sólo no creció, sino que destruyó empleos y exhibió una caída del poder adquisitivo de los salarios.

¿Por qué no ha crecido más el desempleo en la Argentina en los últimos años? Básicamente por dos factores. El primero es que si la desocupación, de acuerdo con las cifras oficiales del Indec, sólo subió del 6,4% en el último trimestre de 2013 al 6,9% en los últimos meses de 2014, fue porque la tasa de actividad, representada por las personas que trabajan o buscan trabajo, descendió levemente, del 45,6% al 45,2%, porque un segmento de la población dejó de buscar empleo.

Sin ese "retoque" en la tasa de actividad, del que algunos economistas del sector privado guardan sospechas, el desempleo podría rondar el 7,7%, como lo estima Jorge Colina, del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa).

Otra cuestión que disimula la tasa general de desempleo es el fuerte crecimiento del empleo público. Tanto es así que cuando Néstor Kirchner arribó al gobierno nacional, en 2003, había algo más de 266 mil empleados permanentes y transitorios en la administración central, los organismos descentralizados y las instituciones de la seguridad social. Al promediar 2014, ese número había crecido hasta 377 mil empleados públicos y, al concluir el actual mandato presidencial, no extrañaría que se ubique cerca de los 400 mil. Entre 2007 y 2013, el empleo público habría crecido el 21%, mientras que el privado sólo lo habría hecho en un 8,5%.

Si se suma a este dato del Estado nacional, el crecimiento que ha tenido el empleo público en provincias y municipios, se llegaría a la conclusión de que aproximadamente el 21,6% de la población argentina ocupada está empleada en el sector público. Un porcentaje apenas superado por cinco países del mundo desarrollado, con un nivel de prestaciones estatales incomparables con las del Estado argentino: Noruega, Dinamarca, Suecia, Finlandia y Francia.





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